Después
de que los primeros pobladores de América cruzaron el estrecho
de Behring hace decenas de miles de años, se originaron migraciones
hacia el sur del continente, buscando lugares más propicios para
la vida. Algunos de estos grupos se asentaron en el territorio que hoy
corresponde a México. Aunque no se cuenta
con una fecha precisa de la llegada de los primeros grupos humanos a
la península californiana, los vestigios arqueológicos
y los estudios etnohistóricos existentes indican que los primeros
habitantes llegaron al menos hacia el 10 000 a. C. La diversidad de
fauna y vegetación eran distintas, pero un lento cambio climático
ocasionado por el fin de un período glacial, torno árida
la mayor parte del territorio. El antropólogo
Paul Kirchoff planteó hace más de cuatro décadas
la hipótesis de que los diferentes grupos que llegaron a estas
tierras provenientes del norte del continente americano, fueron quedando
atrapados en la península a medida que iban avanzando, debido
por una parte, a las condiciones climáticas y del territorio,
y por otra, a la presión ejercida por los grupos del norte sobre
los del sur, de tal forma que les fue imposible salir o regresar, tal
como si hubiesen caído en una bolsa, lo cual no niega la posible
existencia de corredores de desplazamiento. La población
indígena que habitaba la península logró desarrollar
técnicas eficaces de subsistencia durante varios miles de años
previos al contacto con los europeos, basadas en un conocimiento profundo
de su entorno. Para obtener el alimento necesario valiéndose
de la flora y fauna que los rodeaba, fue necesario recurrir al uso de
ciertas herramientas y técnicas para procesar lo recolectado,
la caza y la pesca. La densidad de la población variaba de acuerdo
a los recursos disponibles; siendo la población aborigen estimada
al momento del contacto hispano-indígena entre 40,000 y 50,000
habitantes en todo el territorio peninsular. Al momento del
contacto, los aborígenes de Baja California, llamados californios
por los europeos, eran sociedades cazadoras recolectoras y se organizaban
en unidades sociales básicas conocidas como bandas o "rancherías",
conformadas por no más de 250 individuos unidos por lazos de
parentesco. Muchos de los relatos
de la época colonial nos hablan de las distintas culturas o "naciones"
que se desarrollaron en este territorio, basados en la lengua que hablaban.
Esta clasificación que descansa en la filiación lingüística,
divide el territorio peninsular californiano en 4 áreas principales:
La pericú, la guaycura, la cochimí o yumana peninsular,
y la yumana; cada una conformada por diferentes variedades dialectales,
probablemente debidas a la dispersión territorial de la población. |