La
California lleva en su nombre el peso de rumores y leyendas, los europeos
del siglo XVI que veían hacia el norte del Caribe y la Nueva
España, avizoraban tierras enigmáticas, soñaban
con encontrar las siete ciudades del oro y su capital Cibola, popularizadas
por la Crónica del rey Don Rodrigo y la destrucción de
España. Muchos fueron los proyectos en este afán de avanzar hacia esas tierras que inflamaban la imaginación y exacerbaban la codicia y que se extendían desde el norte de México hasta la península del Labrador envueltas nombres fantásticos como California, Quivira, Cibola, Tibuex, Nuevo México o La Florida. Tomada de la literatura caballeresca, California aparece en la novela de Garcí Ordoñez de Montalvo, Las Sergas de Esplandián, publicada a principios del siglo XVI en Medina del Campo. En ella Esplandián, el hijo de Amadis de Gaula, llega a una isla cercana al paraíso llamada California. De esta forma el
nombre California nace antes del arribo a la península por parte
de los europeos y comienza a designarla desde mediados del siglo XVI. Durante
su estancia en España en 1529, el conquistador Hernán
Cortés, negoció una capitulación para futuros descubrimientos
en la Mar del Sur. Ya de regreso, el 30 de junio de 1532, Cortés
envió a su primo Diego Hurtado de Mendoza para que explorara
las islas y costas del Océano Pacífico, entonces conocido
como Mar del Sur, más allá de los límites de la
Audiencia de la Nueva Galicia gobernada por Nuño de Guzmán;
dándole como instrucciones que por medio de lenguas atrajera
a los naturales con regalos y averiguara si éstos en sus adornos
traían oro, perlas o piedras preciosas. Esta expedición
terminó en naufragio. La segunda expedición
a la Mar del Sur salió de Santiago, Colima, el 30 de octubre
de 1533. Cortés puso a cargo a Diego Becerra y Hernando de Grijalva.
Desde el inicio se separaron las dos naves, Diego Becerra fue muerto
en un motín, y su piloto Fortún Jimenez que continuó
con el viaje llegó a una isla que llamaron Santa Cruz frente
a la bahía de la Paz. Él y los que con él desembarcaron
perecieron a manos de los indios y los amotinados que se salvaron fueron
a dar en tierras de lo que hoy es el estado de Jalisco. Entusiasmado
por los relatos de los sobrevivientes de la expedición, acerca
de "la gran isla" rica en perlas, en abril de 1535, el mismo
Cortés encabezó la 3ª. Expedición, la cual
fue desastrosa, por manejar un gran contingente con fines de colonización,
sin conocer las condiciones naturales del territorio a colonizar. Cortés llegó
a la bahía de Santa Cruz (La Paz) el 3 de mayo de 1535, pero
ante las condiciones adversas que impedían la práctica
de la agricultura y exigían el traslado de bastimentos de la
contracosta, Cortés regresó a la Nueva España a
mediados de 1536, dejando en Santa Cruz 30 españoles con doce
caballos y bastimentos para diez meses, al mando de Francisco de Ulloa,
los cuales al fin regresaron también a la Nueva España
por orden del virrey Antonio de Mendoza. Esta primera experiencia colonizadora
duró por tanto alrededor de un año. La cuarta y última
expedición que organiza Cortés a la Mar del Sur ya no
tiene el propósito de colonizar sino de explorar. Para ello envía
a Francisco de Ulloa al mando de tres navíos en julio de 1539,
que finalmente se redujeron a dos. Después de encontrar destruido
el real fundado por Cortés en Santa Cruz, hace un recorrido por
el Golfo hasta la desembocadura del río Colorado y posteriormente
da la vuelta a la península probablemente llegando hasta la altura
de la Isla de Cedros, explorando islas y bahías en el trayecto. En 1540 Hernando
de Alarcón avanzó por el Golfo, en apoyo a la expedición
de Francisco Vázquez de Coronado. Creyendo que se acercaba a
Nueva México fondeó sus naves en la desembocadura del
Río Colorado y se internó en una barcaza aguas arriba,
estableciendo contacto con los indios ribereños antes de regresar.
Ese mismo año un segundo grupo de apoyo que venía por
tierra bajo las órdenes de Melchor Díaz, encontró
las señales de la estancia de Alarcón y continuó
la exploración por el bajo delta llegando hasta las cercanías
de Cerro Prieto, donde sufrió un accidente que le causó
la muerte poco después de haber cruzado el río de regreso
en 1541. En junio de 1542,
Juan Rodríguez Cabrillo salió bordeando la costa occidental
de la península hacia el norte. Rodríguez murió
a principios de enero de 1543. Al mando de Bartolomé Ferrelo,
continuó la travesía hasta el Cabo Mendocino desde donde
emprendieron el regreso. A partir de 1551
son varias las concesiones reales a buscadores de perlas en el Golfo
de California, los cuales partían del Puerto de Navidad; y muchos
otros, fuera de la ley, salían desde la región de Sinaloa. Por el lado del
Pacífico, alrededor de 1570, la ruta comercial con Filipinas
volvió a poner en la mente de los españoles el nombre
de California. Desde el primer "tornaviaje" en 1565, Rodrigo
de Espinosa describe las costas de la península Californiana
al llegar al Cabo. El viaje del galeón duraba de cincuenta a
sesenta días de ida, mientras que el regreso era de cinco a seis
meses. El mal conocido como escorbuto, atacaba a los viajeros al acercarse
a las costas californianas. La ruta comercial entre Acapulco y Manila
hizo que las costas californianas se convirtieran en un punto de atracción
para los piratas ingleses que buscaban hacerse dueños de las
mercaderías. A menudo los galeones se detenían en la Alta
California, en la Isla de Cedros o en Cabo San Lucas para surtirse de
agua potable. En 1587 Tomás Cavendish capturó un galeón
en esta zona, quedando la tripulación y los pasajeros en la costa,
por espacio de un mes hasta que hallaron el modo de cruzar el Golfo.
Impedir nuevos ataques sería una preocupación del gobierno
novohispano, que requeriría de puertos en la California. En 1596 Sebastián
Vizcaíno emprendió una nueva expedición por el
Golfo. Después de varias vicisitudes llegaron a la Bahía
de la Santa Cruz, a la cual llamó de la Paz, debido a que los
"pacíficos indígenas" los recibieron y obsequiaron
con frutos de la tierra. La falta de alimentos y la aridez de la tierra
fueron nuevamente las razones para que estos exploradores regresaran.
Sin embargo, en 1602, Vizcaíno comandó una nueva expedición
con fines exploratorios, esta vez por la costa Pacífico, reconociendo
las Bahías de san Quintín, Todos Santos (Ensenada), así
como San Diego, Monterrey y San Francisco en la Alta California, llegando
hasta Cabo Blanco. Es como resultado de este viaje, que el fraile carmelita
Antonio de la Ascención, introducirá el equívoco
de que la California era una isla. Esta vez el escorbuto los hizo volver
a la Nueva España después de varios meses de viaje. Vizcaíno
murió en 1606 cuando preparaba una nueva expedición. Mientras tanto
los buscadores de perlas continuaron sus viajes a la California, entre
ellos Nicolás Cardona, haciendo uso de la capitulación
otorgada a su tío Tomás Cardona en 1613. Posteriormente
Francisco de Ortega, carpintero convertido en capitán, realizó
tres viajes de 1632 a 1636. Fueron varios los expedicionarios que tocaron
las costas de la península de Baja California, de forma más
o menos fugaz, entre ellos Luis Cestin de Cañas (1642), el almirante
Pedro Porter Casanate (1648), Bernal de Piñadero (1664), Francisco
de Lucenilla (1668), etc. Altamente significativa
fue la expedición al mando del almirante Isidro de Atondo. Después
de varios años de preparación, sale en 1683, acompañado
de los jesuitas Pablo Matías Goñi , Juan Bautista Copart
y Eusebio Francisco Kino quien iba como cosmógrafo. Como consta
en Real Cédula del 28 de marzo de 1684, todos los géneros
necesarios para que la "armadilla" pasara del puerto de Chacala
a las "Islas de California" fueron comprados en la ciudad
de Guadalajara y aquellos que no pudieron hallar, en la Ciudad de México. En julio de 1683
tuvieron que salir a Sinaloa por provisiones, regresando en octubre
a la California a un puerto al norte de la Paz al que llamaron San Bruno.
Mientras tanto se hicieron varias exploraciones tierra adentro. Finalmente
la permanencia de la colonia en San Bruno fue cuestionada, y siendo
demasiados los gastos, Atondo y el resto del grupo regresaron a la Nueva
España en 1685. |